BONIATO O BATATA
Poderoso antioxidante, adecuado para diabéticos.
Poderoso antioxidante, adecuado para diabéticos.
El boniato es, junto a la castaña, el alimento estrella de temporada de otoño.
La densidad nutritiva del boniato es muy alta. Sus nutrientes mayoritarios son los hidratos de carbono, compuestos por igual por almidones complejos y azúcares simples. Las proteínas, aunque moderadas (1,7%), tienen un perfil de aminoácidos muy adecuado para su aprovechamiento, y son ricas en uno de los llamados esenciales, la metionina, normalmente escaso en el reino vegetal. Sus grasas son mínimas.
Como revela el color anaranjado de la pulpa el boniato es rico en vitamina A, en forma de betacaroteno, casi tanto como la zanahoria, aunque también destaca su contenido en vitaminas C, B6, B5, B1 y B2. En cuanto a minerales, sobresale su aporte de manganeso, potasio, cobre y hierro. Además es rico en fenoles y flavonoides que, junto con proteínas como el glutatión y sus vitaminas, le confieren un poderoso efecto antioxidante.
Las personas con trastornos renales, propensión a la formación de cálculos, o con deficiencias de ciertos minerales deben moderar la ingesta de este alimento por su contenido en oxalatos.
Su carga glucémica estimada, una vez cocido o asado con piel y sin sal, es de 7, lo que indica que al transformarse la glucosa pasa lentamente a la sangre sin provocar subidas bruscas de insulina.
Una de las propiedades del boniato más destacables para la salud es su mencionado efecto antioxidante. Además de los numerosos compuestos con esa actividad que contiene y las sinergias que se producen entre ellos, los niveles de algunos son muy altos y su acción se mantiene tras cocinar el alimento.
El glutatión interviene en la eliminación de los radicales libres y de toxinas como el cadmio, el paracetamol o algunos contaminantes del tabaco. Además potencia la actividad de otros antioxidantes como la vitamina C y E, y ayuda a regenerar esta última.
El betacaroteno ayuda a prevenir cataratas, ciertos tipos de cáncer y trastornos cardiovasculares, y a mejorar el sistema inmunitario.
El boniato o batata violeta es además rico en antocianinas, uno de los pigmentos que le dan su bonito color, también de acción antioxidante, y que resultan beneficiosas para reducir la inflamación en ciertos trastornos como la artritis reumatoide, la artrosis o el asma.
El otro beneficio destacado del boniato, aunque se requieran más estudios en esta área, es su capacidad para estabilizar el nivel de glucosa en la sangre y reducir la resistencia a la insulina, lo que lo haría adecuado en casos de diabetes.
Su textura y su sabor se adaptan a la perfección a cualquier receta. Quienes nunca lo hayan cocinado, pueden hacer lo mismo que con una patata, y al igual que ésta, nunca debe comerse crudo. Normalmente el boniato se asa o se cuece. Y suele hacerse entero y con la piel, que después se retira. Si tiene vetas, en esa zona hay que pelarlo más, pues la capa externa es más gruesa y quedarían restos duros. Como se le suelen aplicar ceras o productos similares para mejorar su conservación, la piel debe desecharse.
Si se trocea antes de prepararlo, debe utilizarse rápidamente o sumergirse en agua para evitar oxidaciones y ennegrecimientos.
A la hora de comprarlos se deben elegir con la piel en buen estado, pues si ha comenzado a deteriorarse, aunque se sanee la parte dañada, el resto también tendrá mal sabor.
No deben dejarse en bolsas de plástico y se guardan en un sitio algo húmedo, ventilado y fresco, donde podrán conservarse hasta una semana.
El frigorífico afectará a su textura, estropeando su carne, por lo que en crudo tampoco da buen resultado congelarlos.
Información extraida de Cuerpo Y Mente
La densidad nutritiva del boniato es muy alta. Sus nutrientes mayoritarios son los hidratos de carbono, compuestos por igual por almidones complejos y azúcares simples. Las proteínas, aunque moderadas (1,7%), tienen un perfil de aminoácidos muy adecuado para su aprovechamiento, y son ricas en uno de los llamados esenciales, la metionina, normalmente escaso en el reino vegetal. Sus grasas son mínimas.
Como revela el color anaranjado de la pulpa el boniato es rico en vitamina A, en forma de betacaroteno, casi tanto como la zanahoria, aunque también destaca su contenido en vitaminas C, B6, B5, B1 y B2. En cuanto a minerales, sobresale su aporte de manganeso, potasio, cobre y hierro. Además es rico en fenoles y flavonoides que, junto con proteínas como el glutatión y sus vitaminas, le confieren un poderoso efecto antioxidante.
Las personas con trastornos renales, propensión a la formación de cálculos, o con deficiencias de ciertos minerales deben moderar la ingesta de este alimento por su contenido en oxalatos.
Su carga glucémica estimada, una vez cocido o asado con piel y sin sal, es de 7, lo que indica que al transformarse la glucosa pasa lentamente a la sangre sin provocar subidas bruscas de insulina.
Una de las propiedades del boniato más destacables para la salud es su mencionado efecto antioxidante. Además de los numerosos compuestos con esa actividad que contiene y las sinergias que se producen entre ellos, los niveles de algunos son muy altos y su acción se mantiene tras cocinar el alimento.
El glutatión interviene en la eliminación de los radicales libres y de toxinas como el cadmio, el paracetamol o algunos contaminantes del tabaco. Además potencia la actividad de otros antioxidantes como la vitamina C y E, y ayuda a regenerar esta última.
El betacaroteno ayuda a prevenir cataratas, ciertos tipos de cáncer y trastornos cardiovasculares, y a mejorar el sistema inmunitario.
El boniato o batata violeta es además rico en antocianinas, uno de los pigmentos que le dan su bonito color, también de acción antioxidante, y que resultan beneficiosas para reducir la inflamación en ciertos trastornos como la artritis reumatoide, la artrosis o el asma.
El otro beneficio destacado del boniato, aunque se requieran más estudios en esta área, es su capacidad para estabilizar el nivel de glucosa en la sangre y reducir la resistencia a la insulina, lo que lo haría adecuado en casos de diabetes.
Su textura y su sabor se adaptan a la perfección a cualquier receta. Quienes nunca lo hayan cocinado, pueden hacer lo mismo que con una patata, y al igual que ésta, nunca debe comerse crudo. Normalmente el boniato se asa o se cuece. Y suele hacerse entero y con la piel, que después se retira. Si tiene vetas, en esa zona hay que pelarlo más, pues la capa externa es más gruesa y quedarían restos duros. Como se le suelen aplicar ceras o productos similares para mejorar su conservación, la piel debe desecharse.
Si se trocea antes de prepararlo, debe utilizarse rápidamente o sumergirse en agua para evitar oxidaciones y ennegrecimientos.
A la hora de comprarlos se deben elegir con la piel en buen estado, pues si ha comenzado a deteriorarse, aunque se sanee la parte dañada, el resto también tendrá mal sabor.
No deben dejarse en bolsas de plástico y se guardan en un sitio algo húmedo, ventilado y fresco, donde podrán conservarse hasta una semana.
El frigorífico afectará a su textura, estropeando su carne, por lo que en crudo tampoco da buen resultado congelarlos.
Información extraida de Cuerpo Y Mente
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